sábado, 11 de junio de 2011

''SIETE COSAS QUE NO SABÍAS SOBRE LA DANZA''





Los bailarines también entrenan mentalmente
Hace unos años, un equipo de investigadores de la University College London (UCL), en Reino Unido, descubrió que en nuestro cerebro existe un “sistema espejo” que responde de forma diferente cuando vemos a un bailarín hacer una pirueta según estemos entrenados o no para ejecutar ese movimiento. Las neuronas que lo forman están “afinadas” para el repertorio de movimientos propio de cada individuo. Una de las principales conclusiones del hallazgo, según sus autores, es que atletas y bailarines podrían continuar entrenando mentalmente cuando sufren una lesión física.

Los genes de la danza
Tras analizar el código genético de distintos profesionales de la danza, en la Universidad Hebrea de Jerusalén han encontrado diferencias importantes en dos genes: el gen encargado de codificar el transportador de la serotonina, un neurotransmisor que entre otras cosas contribuye a la experiencia espiritual, y un receptor de la hormona arginina-vasopresina, que según estudios recientes modula nuestra capacidad de comunicación social. “Ambos son genes vinculados al aspecto emocional del baile” puntualiza Richard Ebstein, coautor del estudio.

Inteligencia relacionada con el movimiento corporal
Junto a la inteligencia lingüística, la musical, la lógica/matemática, la espacial, la intrapersonal, la interpersonal o la espiritual existe una inteligencia corporal o cinestésica, que puede definirse como la habilidad para controlar los propios movimientos corporales y manipular objetos con cierta maña. Este tipo de inteligencia, según Howard Gardner, es la que está detrás de la capacidad del bailarín para “ver-y-hacer”, transformando una imagen visual dinámica o ciertas órdenes sonoras en una acción física.

Bailar samba debería formar parte del entrenamiento de los futbolistas
Un equipo de investigadores japoneses ha llegado a la conclusión de que bailar samba, una danza brasileña con raíces africanas, favorece un control del cuerpo que puede mejorar las habilidades motoras en actividades tan dispares como tocar un instrumento de percusión o jugar al fútbol. Según el doctor Tomoyuki Yamamoto y sus colegas del Insitito Avanzado para la Ciencia y la Tecnología de Japón, “ejercitar el movimiento de las caderas es esencial para mejorar la movilidad de otras zonas del cuerpo”, posiblemente debido a la proximidad de esta zona a nuestro centro de gravedad corporal. Por eso decidieron probar a entrenar a jugadores de fútbol bailando samba. El resultado: una importante mejora del rendimiento deportivo. Lo próximo, dice Yamamoto, será probar los efectos de otros bailes en los deportistas.

Nuestros antepasados también danzaban
Geoffrey Miller, psicólogo evolutivo de la Universidad de Nuevo México (EE UU), cree que “música es lo que ocurre cuando un simio antropoide tropieza y entra en el paraíso evolutivo de la selección sexual desbocada, de la exhibición acústica compleja”. El autor cree que cantar y bailar formaban un conjunto de rasgos indicadores para nuestros antepasados cuando escogían pareja, especialmente para las hembras. El baile y el canto ponían de manifiesto la buena forma física, la coordinación, la fuerza y la salud.

El baile puede ser terapéutico
Científicos de la Universidad de Missouri (EE UU) han llegado a la conclusión de que bailar puede ser terapéutico al alcanzar la tercera edad, ya que mejora considerablemente el equilibrio y reduce el riesgo de caídas y lesiones.

Existen coreografías basadas en las matemáticas del caos
En los años noventa una estudiante de ingeniería del popular Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), Diana S. Dhabi, decidió utilizar las matemáticas del caos para componer música a piano. Siguiendo su ejemplo, los científicos norteamericanos Elizabeth Bradley y Joshua Stuart han creado recientemente varias secuencias de movimientos basadas en el caos partiendo de piezas clásicas. Incluso han desarrollado una versión caótica del popular baile asociado a la canción Macarena. Y todo a través de un software original desarrollado por ellos mismos, el Chaographer. El resultado es una danza original y “agradable para la vista”, aseguran. Además de que “enseñar estos resultados en clase es una forma muy efectiva de motivar a los estudiantes para que aprendan más sobre las matemáticas del cuerpo rígido y el caos”.



Fuente: http://www.muyinteresante.es/siete-cosas-que-no-sabias-sobre-la-danza

Dimple

jueves, 9 de junio de 2011

Diagnosticar conmociones cerebrales mediante radar



Caminar y pensar al mismo tiempo puede resultar ser especialmente difícil para las personas que han sufrido conmociones cerebrales. Ahora, unos científicos esperan poder usar un radar bastante simple para detectar de forma rápida la presencia de lesiones craneoencefálicas en personas, valiéndose para tal fin de la dificultad, a veces sutil, que para tales personas entraña caminar y pensar al mismo tiempo.


Pidiéndole a una persona que camine hasta una distancia corta mientras dice los meses del año en orden inverso, el equipo de la ingeniera Jennifer Palmer en el Instituto de Investigación del Georgia Tech (GTRI) puede determinar con su radar si esa persona presenta alguna anomalía y puede estar sufriendo los efectos de una conmoción cerebral. Esta prueba sencilla, que podría llevarse a cabo en el propio terreno donde la persona haya sufrido el golpe, tiene el potencial de poder ayudar al personal médico, en instalaciones deportivas u otros lugares, a decidir si los atletas, o soldados, bomberos u otros profesionales, pueden continuar con sus actividades o necesitan ser dados de baja. Cuando una persona con una conmoción cerebral realiza simultáneamente una tarea que requiere de habilidades cognitivas y otra que requiere de habilidades motoras, tiene un andar diferente al de un individuo sano, y el equipo de Jennifer Palmer puede identificar mediante el radar esas anomalías en el caminar. En el mundo se diagnostican cada año muchas conmociones cerebrales y otros traumatismos craneoencefálicos leves. Sólo en los Estados Unidos son más de un millón.
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Investigadoras junto al equipo. (Foto: GIT)





Detectar las conmociones cerebrales inmediatamente después de 
que se produzcan puede mejorar el tratamiento e impedir lesiones adicionales
u otros problemas de salud a largo plazo.
Sin embargo, diagnosticar las conmociones cerebrales puede resultar difícil,
porque los síntomas de una conmoción cerebral no siempre son fácilmente 
visibles o detectables, a pesar de que perduran semanas o meses después 
de que el sujeto haya recibido el golpe.
La mayoría de los métodos existentes para detectar las conmociones 
cerebrales se concentran exclusivamente en detectar el deterioro cognitivo,
y no evalúan el deterioro de la habilidad motora.

Melanie

La misma física esencial en la natación de los peces y el vuelo de las moscas

Cuando un pez mueve sus aletas pectorales para nadar en el agua, utiliza las mismas leyes de la física que a ciertos insectos voladores les permiten volar en el aire. Ésta es la conclusión principal a la que ha llegado un equipo de físicos.

Valiéndose de filmaciones hechas con cámaras de alta velocidad, y usando un algoritmo de mucha precisión para seguir movimientos en 3D, unos investigadores de la Universidad de Cornell han demostrado que al nadar o al volar, esos animales comparten métodos similares de generación de fuerzas para propulsarse en el agua o el aire. Este hallazgo va en contra de lo afirmado por las teorías convencionales, según las cuales el movimiento de las aletas que permite nadar a los animales acuáticos es exclusivo del medio líquido y no sirve para el aéreo.

Las moscas de la fruta y otros animales voladores también "nadan" en el aire, según han establecido ahora Itai Cohen, Leif Ristroph, Attila Bergou, John Guckenheimer y Jane Wang. Su descubrimiento apoya la teoría de que el vuelo en los insectos evolucionó a partir de la capacidad de nadar.

El equipo de investigación, mediante análisis de imágenes 3D y simulaciones por ordenador, ha determinado que el aspecto más importante del movimiento analizado es el ángulo con el que las alas surcan el aire.

Gracias a tener un ángulo de ataque pequeño durante el movimiento del ala hacia delante, y un gran ángulo de ataque durante la fase de movimiento hacia atrás, las moscas estudiadas creaban una fuerza de propulsión que las impulsaba hacia adelante.



Simulación por ordenador. (Foto: Cohen Lab.)
Esto significa que se puede aprovechar la misma física básica para, por ejemplo, volar en Marte, un planeta con una atmósfera más tenue que la de la Tierra y una fuerza de la gravedad inferior. Cohen imagina robots voladores explorando Marte gracias a que la física básica aprovechada para maniobrar en la atmósfera sería la misma que se emplea en la Tierra, si bien la fuerza de sustentación sí debería manejarse en Marte de un modo muy diferente a como se maneja en la Tierra.
Pero, en cualquier caso, los resultados del nuevo estudio abren nuevas e interesantes perspectivas. De hecho, una empresa californiana llamada Aerovironment ya está desarrollando prototipos de robots voladores capaces de mantenerse suspendidos en el aire como colibríes o helicópteros, cuya base teórica es la demostrada en este estudio de Cohen y sus colaboradores.


Melanie